lunes, 29 de marzo de 2010

Video hecho con celular

Video de Sensibilización: 
Desigualdad de Género en el Trabajo Doméstico.

 El trabajo doméstico, ¿»el lugar de la mujer»?
Hablar sobre el trabajo doméstico nos lleva de manera directa a la reflexión sobre las mujeres, los roles que nos son asignados y nuestra relación con el mundo privado y el mundo público, con las esferas productiva y reproductiva.
Las sociedades jerárquicas y discriminatorias se erigen sobre una serie de mitos culturales que justifican su estructura social. Uno de los mitos que sostiene la sociedad patriarcal es que las «labores domésticas» constituyen, por excelencia, el “lugar natural” de las mujeres por su relación cercana con la reproducción biológica. Más allá de la credibilidad que este mito inspire, lo cierto es que para la mayoría de las sociedades modernas el trabajo doméstico es y ha sido considerado como el reino de la feminidad.
La mayoría de las mujeres desarrollan estas actividades en algún momento de sus vidas y son socializadas desde la infancia en su conocimiento detallado para un eficiente desempeño. La asignación de roles dentro de la familia nuclear tiene, por tanto, la función de establecer los límites en los que prioritariamente se mueve una mujer (y seguramente también un hombre), y son parte su asignación identitaria culturalmente construida.
Ahora bien, hablar de trabajo doméstico en las sociedades actuales no solamente equivale a hablar del “lugar natural“de la mujer, sino además de un trabajo totalmente desvalorizado e invisibilizado, cuya importancia social para la sobreviviencia y el desarrollo de las sociedades es sistemáticamente negada. De tal manera que otro de los significados del trabajo doméstico es el de “No Trabajo”, pues ha sido despojado ideológicamente de su contenido de trabajo y de reproducciónsocial.
Gracias al cuestionamiento que se ha hecho desde los movimientos
feministas y los debates que han provocado al interior de las ciencias sociales y económicas, sobre todo a partir de los aportes de la discusión en círculos marxistas, se ha logrado conceptualizar las «labores domésticas» como trabajo (Jelin, 1984, De Oliveira, 1992), que si bien no produce plusvalía en el sentido estricto, produce bienes materiales y simbólicos de importancia fundamental en procesos de reproducción social y económica y sin los cuales la esfera productiva de la sociedad no estaría garantizada.

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